“No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho” – Séneca
Tiempo y Vida son las dos caras de una misma moneda y no pueden separarse. La administración que hacemos de nuestro tiempo es el manejo que hacemos de nuestra vida. En nuestro día a día todos contamos con la misma cantidad de tiempo que son 24 horas, y hagamos lo que hagamos, no le sacamos un segundo más.
Lo que hace la real diferencia no solo es lo que hacemos con nuestro tiempo sino cómo nos encontramos cuando lo administramos. Me refiero específicamente a nuestro nivel de energía cuando estamos desempeñando las diferentes actividades y roles de nuestra vida.
Muchas veces se piensa que la administración del tiempo es solo cuestión del manejo efectivo de una agenda o de distinguir entre lo importante y lo urgente. Y aunque estos son factores a tomar muy en cuenta, no son determinantes cuando queremos administrar nuestro tiempo de la mejor manera.
El factor decisivo es nuestra Calidad de Energía que abarca 4 niveles e integra diferentes elementos:
- Energía Emocional: El manejo de nuestro estrés, la calidad de nuestras relaciones personales y familiares, nuestro nivel de felicidad y optimismo, y nuestra automotivación.
- Energía Física: La cantidad y calidad de ejercicio, nuestra alimentación y el descanso.
- Energía intelectual: La reflexión, el organizarnos, el aprender y reaprender, el crecimiento intelectual.
- Energía Espiritual: La conexión que tengamos con algo más grande que nosotros, el sentido que le damos a nuestra vida, la compasión y ayuda a los demás.
Entonces…¿Cómo se relaciona nuestra Calidad de Energía con la Administración del tiempo?
El balance que podamos tener en estos 4 niveles de nuestra energía es clave para administrar el tiempo efectivamente. Por ejemplo, si nuestras relaciones personales o familiares no están bien, el nivel de energía emocional no será el óptimo y no vamos a tener ni las ganas ni la motivación para organizarnos ni cumplir con nuestra agenda, por lo tanto, las tareas del día nos van a costar más esfuerzo realizarlas y no seremos tan efectivos. Otro ejemplo es cuando nos levantamos en la mañana con un alto nivel de energía y somos muy eficientes en administrar nuestro tiempo para cumplir con todo lo que hemos planificado. En cambio, cuando nos levantamos con un bajo nivel de energía, las mismas actividades nos cuestan más, nos demoramos más y muchas veces no las terminamos y las postergamos.
Si administrar nuestro tiempo fuera tan sencillo como aprender una metodología para manejar una agenda y priorizar, planificar y organizar, creo que la mayoría no tendríamos inconvenientes en cumplir todo lo que nos proponemos en nuestra vida. El reto está en balancear nuestra Calidad de Energía y asegurarnos de estar en un nivel óptimo para hacer frente a las diferentes tareas y actividades de nuestra vida. Haz como los atletas de Elite o de Alto Rendimiento que asegura que su cantidad de energía no solo sea la adecuada sino que su Calidad sea mejor.
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El Autor:
Luis Flores-Guerra es Consultor y Coach Ejecutivo y Organizacional. Ayuda a Gerentes y empresarios a desarrollar su Liderazgo, ser más efectivos y obtener resultados extraordinarios. Accede a su entrenamiento virtual gratuito: Coaching y Liderazgo: Las 3 Estrategias Clave para el Éxito Personal y Profesional dónde conocerás un simple sistema de 3 pasos para desarrollar tus habilidades y crecer como persona y profesional. Reserva tu espacio aquí.