En la cotidianidad enfrentamos situaciones de rechazo, ya sea a nivel laboral, amoroso, o social; lo cual si no se sabe aceptar y manejar adecuadamente puede causar daños en la autoestima e incluso puede ocasionar trastornos en el sistema inmunológico debido al nivel de estrés al cual se somete al organismo. Para lograr una buena calidad de vida es indispensable que se aprenda a superar el rechazo a través de una relación saludable con nosotros mismos, lo que incluye darse el valor y el respeto que merecemos a pesar de los errores que se puedan cometer o por diferencias de opiniones con cualquier persona.
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Identificar las emociones
Siempre sentirse aceptados y tener éxito resulta satisfactorio, pero es inevitable que en algún momento el rechazo se haga presente; y cuando esto suceda es necesario identificar las emociones que nos embargan, ya sea: tristeza o ira; de tal manera que puedan canalizarse, entender que una situación determinada no nos define, sino que también tenemos cualidades que nos hacen destacar. Compartir con alguien de confianza nuestras emociones en esos momentos, enfocarse en las virtudes, realizar actividades complementarias que ayuden a drenar la frustración y eviten que se caiga en la depresión, tal como salir a trotar, escuchar música o cualquier distracción que nos permita distraernos. Al caer en un cuadro depresivo pueden generarse gran cantidad de problemas, si deseas saber más de este tema puedes leer nuestro artículo anterior: la depresión: un enemigo de nuestros propósitos de vida.
Aprender de la situación
Sin importar la causa que haya causado el rechazo, es necesario aprender de la situación para mejorar ya sea en el ámbito profesional o personal; analizar las causas que nos impidieron alcanzar ese objetivo específico, asimilar la experiencia para mejorar nuestras habilidades o a manejar mejor nuestras emociones y comprender que siempre existe una oportunidad para volver a intentarlo, quizá no en el mismo lugar o con la misma persona, pero jamás debemos perder el horizonte que nos hemos planteado; si tenemos nuestra meta bien definida podemos cambiar el camino a transitar pero no el objetivo a lograr.
Entender las diferencias
La opinión de las personas no debe convertirse en punto de referencia para determinar y decidir quienes somos; una mala apreciación de nuestro comportamiento o palabra no significa que esto sea cierto; no todo el mundo va a coincidir en nuestros puntos de vista e incluso hay sujetos a los que simplemente no les gustamos sin razón alguna, más no por ello debemos condicionar nuestra opinión de nosotros mismos bajo una perspectiva negativa. No debemos considerarnos como una persona de menos valía por un error en un comportamiento, sentir que la falla es directamente una condición propia de nosotros va a repercutir directamente sobre la autoestima haciéndonos sentir inferiores, lo cual no es cierto. Es por ello que no se debe exagerar la situación sino ser crítico para no crear dramas innecesarios.
Observar la realidad del rechazo
En algunas ocasiones podemos pensar que estamos siendo rechazados cuando en realidad es el miedo que nos hace crear esa sensación; siendo en este caso un rechazo autoimpuesto ya que el temor a cometer un error, al qué dirán de nuestros compañeros o a ser torpes, nos paraliza y hace que levantemos paredes que impiden que los demás se acerquen a nosotros. Otro caso a considerar es que, en efecto, hayamos cometido alguna imprudencia, pero las personas a nuestro alrededor no le dieron la importancia que pensamos que podría tener; por lo que no debemos estancarnos en nuestras equivocaciones; sino seguir adelante y usar la lógica antes de dejarnos llevar por estos sentimientos de rechazo y aislamiento.
¿Cuál es tu reacción inmediata ante un rechazo? ¿Dejas que la opinión de los demás defina quién eres?
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Imagen de Myriams-Fotos vía pixabay.com bajo licencia creative commons.