Un buen coach ayuda a las personas a maximizar su rendimiento y explotar su potencial a través de una influencia positiva, generando la motivación y el compromiso necesario para alcanzar las metas que se propone el individuo; logrando cambios tanto a nivel de conducta como emocionales en pro del crecimiento personal y profesional. Para poder conseguir estas transformaciones y ser realmente un agente de cambio, el coach además de poseer ciertas habilidades innatas, debe contar con la formación y capacitación adecuada, de tal manera que pueda moldear y pulir sus propias destrezas. Algunos de los atributos que caracterizan a un buen coach son los siguientes.

Intuición y empatía

Un buen coach tiene la capacidad de observar y empatizar; ya que de esta manera se puede establecer un vínculo de confianza y solidaridad al entender un poco mejor los problemas desde la óptica de nuestro compañero. Si bien para solucionar un problema de raíz debemos tener la convicción de cuál es su origen, confiar en la intuición puede establecer otro nivel de comprensión; muchas veces el sentimiento de saber que algo no es correcto y que existe algo más allá de lo evidente suele llevarnos a respuestas que para la lógica racional no tendrían sentido. Aprender a confiar en el instinto y a leer entre líneas es de gran ayuda sobre todo cuando se está trabajando con personas cerradas y aisladas.

Vocación y flexibilidad

Ser coach es una profesión apasionante y que aporta gran riqueza espiritual al saberte capaz de ayudar a los demás a diseñar su vida soñada y verlos alcanzar sus metas; para esto debe contar con una gran vocación y amor por su trabajo, pudiendo incluso combinar sus diferentes intereses y especializarse en áreas específicas, como: coaching de negocios, financiero, deportivo, personal, entre otros. También debe saber adaptarse a su entorno, a los horarios de sus clientes e incluso a su cultura; ya que, gracias a los beneficios de las herramientas de tecnología para la información, existe la posibilidad del trabajo a distancia, pudiendo lograr un alcance internacional con la misma facilidad como si se tratara de una sesión presencial.

Saber escuchar y establecer un ambiente propicio

Resulta fundamental ser una persona que sepa escuchar y preste atención a los detalles, mantener el interés y hacerlo saber al interlocutor de tal manera que se sienta el interés y que no se trata solamente de una “sesión de negocios” donde un cliente canceló por un servicio y debe obtener resultados inmediatos. Se trata de establecer una relación de confianza, confidencialidad; donde el aprendizaje sea mutuo y no exista el miedo de expresarse por el temor a ser juzgado.

Madurez y equilibrio emocional

Un coach debe contar con la madurez necesaria para asumir el reto de acompañar a un individuo por un camino muy personal; es por ello que los conflictos propios del coach debe mantenerlos bajo control en todo momento; lo que se logra gracias a un alto desarrollo de la inteligencia emocional y autoconocimiento. Bien es cierto que todos podemos tener un mal día donde nos sobrecargamos, sin embargo, un coach no confunde sus problemas con los de su compañero y no traspasa la línea al perder el control de sus emociones.

La integridad, asertividad, tenacidad, son otras cualidades de un coach que van a permitir la ejecución de buenas prácticas y como se mencionó inicialmente, la capacitación y formación van a permitir aprovechar al máximo sus propias habilidades para poder compartir sus conocimientos con el mundo, logrando de esta manera, proporcionar a sus clientes las herramientas estratégicas adecuadas para alcanzar las metas propias de cada cliente.

¿Posees las cualidades que debe tener todo buen coach? ¿Estas dispuesto a pulir tus destrezas y convertirte en un Coach sobresaliente?

Si quieres saber más sobre el coaching, puedes contactarte con nosotros o escribir tu consulta en la parte de abajo (sección comentarios).

Imagen de thumprchgo vía pixabay.com bajo licencia creative commons.


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