La zona de confort viene a resultar un estado donde la ansiedad se mantiene neutral y no se tiene un sentido de riesgo, la incertidumbre se minimiza al igual que la vulnerabilidad y el estrés, ya que no arriesgamos ni ponemos en juego ninguna de nuestras acciones. La tranquilidad que se percibe viene dada porque sentimos que tenemos todas las variables controladas y por lo tanto todo lo que hagamos va a tener los resultados esperados, no va a salir mal pero tampoco va a destacar. Lo que quiere decir que nos conformamos con un nivel aceptable porque nos sentimos a gusto, ya sea con nuestra vida profesional o personal, y por lo tanto no intentamos probar cosas nuevas.
El impulso de la incomodidad
Empezamos a pensar en generar cambios en nuestra vida cuando las situaciones que nos rodean comienzan a entrar en conflicto con nuestro interés, es decir, no nos sentimos cómodos con lo que esta sucediendo y por lo tanto decidimos modificar nuestros pensamientos o acciones, lo que en muchos casos nos lleva a aplicar nuevos métodos de trabajo que pueden aumentar la productividad o eficacia si se canaliza de forma adecuada y no se trata de un empujón momentáneo causado con un esfuerzo en una tarea en particular. Cuando no nos sentimos a gusto en un puesto de trabajo suele ser uno de los motivos que da pie a desear ese cambio en nuestras vidas; si deseas conocer más sobre la insatisfacción laboral te invitamos a leer nuestro artículo anterior titulado: insatisfacción laboral: conoce las causas y como afrontarla. Se debe aprovechar la incomodidad para utilizarla como motor que nos impulse a aplicar cambios permanentes en nuestra vida y que nos impulse a una mejor versión tanto en el campo laboral como personal.
Crecimiento fuera de la burbuja
Debemos pensar que la zona de confort es una burbuja que nos rodea: es un espacio conocido, agradable, placentero, seguro; pero limitado. Desconocemos el mundo fuera de esta burbuja y no estamos al tanto de la cantidad de posibilidades que podemos encontrar afuera; si bien no todas pueden brindarnos resultados satisfactorios, es un riesgo que hay que asumir, como sucede con todo en la vida; sin embargo, esto nos provee experiencia y aprendizaje que podemos utilizar para continuar mejorando. Sólo al salir de nuestra zona de confort podemos crecer, experimentar, optimizar.
La influencia de la motivación
Siempre se utiliza la frase “salir de la zona de confort” con la intención de ser utilizada como un motivador, pero se ha utilizado tantas veces que se ha convertido en una repetición constante sin fundamento; ya que es usada de forma vacía, sin realizar un aporte adicional de cómo o por qué salir de ella. Para conseguir nuevas metas debemos tener motivos; por lo que para dar el paso y arriesgarnos a intentar cosas desconocidas va de la mano de una razón, en este caso debemos contar con una motivación positiva que nos permita vencer la ansiedad que se produce ante el temor de romper con la rutina y saltar a ese mundo inexplorado.
¿Qué te mantiene en una zona de confort? ¿Te arriesgas a romper tu burbuja?
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