Cuando intentamos abarcar muchas actividades en nuestra vida, tenemos muchos problemas o intentamos ayudar y resolver más de lo que esta en nuestras capacidades en ese momento; suele embargarnos un desasosiego y ansiedad; que no es más que las preocupaciones. Nuestra mente tiene un control muy grande y muchas veces permitimos que se llene con pensamientos negativos por querer tener el control de situaciones que no podemos resolver de forma inmediata. De ahí el origen de la palabra: el prefijo “pre” que determina algo antes que suceda de forma concreta; y “ocuparse”; es decir refleja todo aquello que hacemos antes de ocuparnos del asunto como tal; lo cual puede llevarnos a un estado de intranquilidad, nervios o simple inquietud.
Tipos de preocupaciones
Podemos tener preocupaciones con un evento que sabemos que se producirá en un breve lapso de tiempo, y es normal que se produzca; este tipo de preocupación nos lleva a tomar acciones inmediatas y establecer los criterios adecuados para resolverlo cuando se maneja de una forma coherente. Ahora, cuando la situación que nos produce ansiedad e inquietud aún no tenemos certeza de que va a ocurrir; cuando los hechos son más parte de nuestra imaginación que de la realidad, sin tener indicios válidos en que basarnos, estamos ante un tipo de preocupación que resulta innecesaria y nos produce un desgaste emocional, que eventualmente también se traduce en físico, lo mismo pasa cuando el problema no tiene solución o no depende de nosotros y se escapa de nuestras manos.
Cambio de actitud para eliminar las preocupaciones
Ante cualquier eventualidad lo primordial es decidir la manera en que queremos afrontarla y cuáles son las mejores acciones para superarla. Adelantarse a los hechos no resulta una solución efectiva, por lo que hay que vivir el presente y trabajar por resolver los problemas reales que tengamos con actitud positiva; porque no logramos nada si solo enfocamos nuestros pensamientos en situaciones imaginarias que no sabemos si se van a cristalizar o si dejamos que se nos acumulen los problemas sin trabajar por solucionarlos.
No se deben acumular cargas
Las preocupaciones fácilmente se multiplican y crecen si no le prestamos correcta atención, por ello no podemos permitir que nuestra mente se llene de ellas porque muchas veces estamos cargando un peso innecesario. Repetirnos continuamente los problemas que tenemos, las tareas pendientes, los asuntos por resolver, solamente traerán consecuencias dañinas para nosotros mismos. Transformar los pensamientos de negativos a positivos, aunque en algunos casos parezca difícil, nos permitirá asumir la realidad de una forma más llevadera, tenemos que ser realistas y darles a los problemas la relevancia que tengan para no dejarnos agobiar por el estrés; por lo que desarrollar hábitos emocionales saludables, ejercitar la visualización, enfocarnos en el aquí y ahora, son algunas de las herramientas que tenemos para no dejarnos consumir por nuestras preocupaciones. Si deseas leer más sobre la inteligencia emocional, puedes leer nuestro artículo anterior titulado: el desarrollo de la inteligencia emocional como parte del crecimiento personal.
Debemos estar siempre agradecidos que contamos con un potencial muy valioso y con las habilidades necesarias para resolver las situaciones que se nos presentan. Tomar acción ante cualquier eventualidad y evitar caer en pensamientos autodestructivos son los pasos iniciales para hacerle frente a los problemas sin dejar que ellos se adueñen de nosotros. Recordar mantener un enfoque realista y positivo nos va a ayudar a no sobrevalorar las circunstancias, sino a resolver de la manera más apropiada.
¿Te dejas agobiar por las preocupaciones? ¿Sueles crear problemas en tu mente?
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